MANIFIESTO BAUHAUS
¡El último fin de toda actividad plástica es la arquitectura! Decorar las edificaciones fue antaño la tarea mas distinguida de las artes plásticas, que constituían elementos inseparables de la gran arquitectura. Actualmente presentan una independencia autosuficiente de la que solo podrán liberarse de nuevo a través de una colaboración consciente de todos los profesionales. Arquitectos, pintores y escultores deben volver a conocer y concebir la naturaleza compuesta de la edificación en su totalidad y en sus partes. Sólo entonces su obra quedará de nuevo impregnada de ese espíritu arquitectónico que se ha perdido en el arte de salón.Las viejas escuelas de Bellas Artes no podían despertar esa unidad, y como podrían hacerlo si el arte no puede enseñarse. Deben volver a convertirse en talleres. Este mundo de diseñadores y decoradores que sólo dibujan y pintan debe convertirse de nuevo en un mundo de gente que construye. Cuando el joven que siente amor por la actividad artística vuelva a comenzar como antaño su carrera aprendiendo un oficio, el artista improductivo no estará condenado a un ejercicio incompleto del arte, pues su pleno desarrollo corresponderá al oficio, en el cual puede sobresalir.¡Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía! Pues no existe un arte como profesión. No existe ninguna diferencia esencial entre el artista y el artesano. El artista es un perfeccionamiento del artesano. La gracia del cielo hace que, en raros momentos de inspiración, ajenos a su voluntad, el arte nazca inconscientemente de la obra de su mano, pero la base de un buen trabajo de artesano es indispensable para todo artista. Allí se encuentra la fuente primera de la imaginación creadora.¡Formemos pues un nuevo gremio de artesanos sin las pretensiones clasistas que querian erigir una arrogante barrera entre artesanos y artistas! Deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva estructura del futuro, en que todo constituirá un solo conjunto, arquitectura, plástica, pintura y que un día se elevará hacia el cielo de las manos de millones de artífices como símbolo cristalino de una nueva fe.
WALTER GROPIUS Weimar, Abril de 1919
BAUHAUS MANIFESTO
The ultimate aim of all creative activity is a building! The decoration of buildings was once the noblest function of fine arts, and fine arts were indispensable to great architecture. Today they exist in complacent isolation, and can only be rescued by the conscious co-operation and collaboration of all craftsmen. Architects, painters, and sculptors must once again come to know and comprehend the composite character of a building, both as an entity and in terms of its various parts. Then their work will be filled with that true architectonic spirit which, as "salon art", it has lost.
The old art schools were unable to produce this unity; and how, indeed, should they have done so, since art cannot be taught? Schools must return to the workshop. The world of the pattern-designer and applied artist, consisting only of drawing and painting must become once again a world in which things are built. If the young person who rejoices in creative activity now begins his career as in the older days by learning a craft, then the unproductive "artist" will no longer be condemned to inadequate artistry, for his skills will be preserved for the crafts in which he can achieve great things.
Architects, painters, sculptors, we must all return to crafts! For there is no such thing as "professional art". There is no essential difference between the artist and the craftsman. The artist is an exalted craftsman. By the grace of Heaven and in rare moments of inspiration which transcend the will, art may unconsciously blossom from the labour of his hand, but a base in handicrafts is essential to every artist. It is there that the original source of creativity lies.
Let us therefore create a new guild of craftsmen without the class-distinctions that raise an arrogant barrier between craftsmen and artists! Let us desire, conceive, and create the new building of the future together. It will combine architecture, sculpture, and painting in a single form, and will one day rise towards the heavens from the hands of a million workers as the crystalline symbol of a new and coming faith.
WALTER GROPIUS Weimar, April 1919
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